MY PATH

Lina Jiménez

MY PATH

Lina Jiménez

CAMINO PERSONAL

Desde pequeña la muerte ha estado presente en mi vida. A mis tres años tuve un accidente cercano a la muerte, lo que algunos podrían llamar “un milagro”. Tuve la fortuna de quedar con vida e ilesa; y en lugar de generar un trauma, conseguí una confianza innata en la vida. Desde entonces, supe que la muerte puede llegar en cualquier momento.

Pasaron los años, hubo nacimientos y muertes en la familia… Mi tía Blanca muere de cáncer, mi tío John muere en un accidente de avión. Mi prima Lizbeth muere en un accidente de moto y varios miembros de la familia también mueren por enfermedad o vejez.

Crecí en una familia católica y la religión significó por muchos años mi sostén espiritual. Hasta mis 26 aún iba a la iglesia a sentarme a orar, meditar o simplemente reflexionar. Sin embargo, durante las misas, el lenguaje del sacerdote era totalmente ajeno a mi realidad. Tenía muchas inquietudes e iba para ver si Jesús, Dios o los ángeles me daban respuestas, pero esto jamás sucedió. Al contrario, tenía una sensación de no ser suficiente y pensaba que mis actos y conductas eran erróneos. Sentía que no merecía una vida tranquila y plena. Intentaba seguir adelante con todas las pérdidas que formaban parte de la historia familiar, hasta que un día muere mi primo Juan, a quien quería como un hermano. A partir de este suceso tan doloroso, la perspectiva sobre la vida y la percepción de la muerte cambiaron en mí para siempre.

Debido a la falta de comunicación en mi familia y la poca educación que se da sobre el tema en la escuela, comienzo por cuenta propia un proceso consciente de acercamiento a la vida a través de la muerte.

CAMINO PROFESIONAL

El primer acercamiento a mi vocación, que hoy es mi profesión, fue gracias al libro de La Rueda de la Vida de Elizabeth Kübler-Ross. En ese entonces, en el 2007, comencé un trabajo empírico acompañando a familiares y conocidos en la última etapa de sus vidas. Practicaba los acompañamientos con las herramientas que había estudiado por mi cuenta. Pero ser terapeuta de duelo amerita un compromiso mayor con uno mismo y por ende con el otro. Por ello, los últimos cinco años me he dedicado expresamente a la formación profesional de la psicología del duelo, donde he tenido la fortuna de aprender de dos seres maravillosos.
Una es Alba Payás, psicoterapeuta y referente en el acompañamiento al duelo desde su modelo integrativo relacional;
y otro es Antonio Jorge Larruy, mentor especializado en Meditación, discípulo de Antonio Blay Fontcuberta, psicólogo pionero en la psicología transpersonal en España.

Mi trabajo se basa en el modelo de psicoterapia de duelo Integrativo – Relacional impartido por Alba Payás, quien sigue corrientes como las de J.W. Worden, K.L. Doka, R.A. Neimeyer, J. Bowlby y E. Kübler-Ross. Este modelo tiene como base el trabajo terapéutico relacional, el cual está basado en el vínculo que ayuda a elaborar el duelo mediante la focalización de tareas provocadoras del dolor.

He trabajado con todo tipo de personas y edades (entre los 18 años y 75 años); en diferentes circunstancias de muerte (por enfermedad, muerte súbita, accidente, desaparición y suicidio).

Mi labor se basa en el acompañamiento al duelo y en la última etapa de la vida desde una perspectiva relacional y psicopedagógica. Apoyo con herramientas que permiten gestionar el dolor en los momentos complejos de la vida.

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Desde una forma sensible y pedagógica te guiaré paso a paso a acoger el duelo con consciencia.